20 años soñando con La Periférica

La productora audiovisual celebró ayer la efeméride con amigos, compañeros y muchos periféricos.

La Periférica crece un verano de 1997 entre nadadas en una piscina y viajes a Florencia. “Teníamos que hacer un cambio de registro y decidimos empezar de nuevo, a cuarenta años; algo, por cierto, muy recomendable, el de dejar las mochilas”, recuerda el director, Cesc Mulet. Entonces eran Pep Nadal, Jaume Mir, Cesc Mulet y muy poco tiempo después se sumó Jaume Caldentey.

“Durante estos veinte años, estoy emocionado de la cantidad de periféricos que hemos creado. Ya estábamos maduros, así que decidimos rodearnos de gente joven, personas que hemos ido incorporando a la productora. Actualmente somos siete socios, en papeles. Pero somos 111, 222 o 333, una gran familia”, señala.

El director Cesc Mulet aprovecha la efeméride, pues, para hacer balance de estas dos décadas: “Como en todo, hay una doble mirada: por un lado, el más duro, que es el de sobrevivir, y el otro , la espléndida, que es la de vivir en un oficio que implica creerlo, es una vocación. La gran maravilla de estar 20 años en La Perifèrica es vivirla”.

Durante estas dos décadas, La Perifèrica ha trabajado en documentales sobre las figuras y obras de Joan Miró, Toni Catany, Antoni Gaudí, Josep Lluís Sert, fray Junípero Serra, Joan March, Pere Capellà, Ramon Llull y Miquel Barceló con una mirada intimista, propia. En televisión, han confeccionado programas como Aire, de cultura popular; Palma palmo a palmo, Vecindarios, Dobleres y palabras, Un lugar en ninguna parte, Que te crees que te creo, entre otras muchas producciones audiovisuales que han ido tejiendo.

Cesc Mulet es el alma de La Periférica: “Eso dicen, yo digo que somos su madre superiora. Sin embargo, es un trabajo muy colectivo y muy femenino, también. En la historia de la productora siempre existe una dominante mujer, el mundo es femenino, La Periférica es femenina”, relata.

“Tenemos como una especie de dicho o metáfora; decimos que hacemos depilación, teñimos, rasuramos la barba, ponemos postizos, vivimos en un pequeño gran país en el que uno no puede ser selectivo, el arte sí es selectivo, pero La Periférica es una suma de artes que trabaja el audiovisual, pero también hemos realizado webs, diseño gráfico, organizado exposiciones, etc.”. Destaca también “la cantidad de músicos con los que hemos colaborado; es increíble, podríamos montar la discografía de La Perifèrica”, sonríe el director.

Los periféricos son de la fiesta buena. Ayer, para conmemorar los veinte años, celebraron una fiesta en las instalaciones de la productora, en el Terreno de Palma, cerca del bosque. “En la periferia de la ciudad, que es donde debemos estar”, dice. Amigos y compañeros participaron en el bauxa. La imagen que les acompañó fue la de Pere Joan, que elaboró un cartel a propósito de la efeméride; hace diez años fue Max quien le elaboró: “Cuando estábamos en la Calatrava, en la calle de la Pelleteria, salimos a la calle para hacer una cena al aire libre para celebrarlo”, recuerda Mulet, que volvió a ser anfitrión.

«Cada pieza que creamos es una obra de artesanía o de orfebrería, todo está muy pulido», dice el director. Y es ésta la tarea que define La Periférica, una productora cercana, arraigada, soñadora. Por muchos años más.