La muestra, hecha a partir del material con que dieron forma al cortometraje del mismo nombre, inédito en España, se inaugura este viernes por la tarde en el museo Can Planes de Sa Pobla.
“Cualquier proceso creativo empieza con una hoja en blanco”, explica el documentalista Cesc Mulet. “Tanto si uno es ingeniero como si es dibujante, todos nos tenemos que enfrentar a la hoja en blanco con nuestras referencias y con nuestras quimeras. Y la historia de CARBÓN parte de esta hoja en blanco”. Si con el documental Dibujando a Max Mulet transitaba los conceptos, temas e ideas que tejen la trayectoria de uno de los grandes referentes del cómic contemporáneo como es Francesc Capdevila, MAX, con el cortometraje CARBÓN satisficieron la idea de hacer una historieta audiovisual con que el cineasta y el dibujante se enfrentaban, de manera conjunta y definitiva, a la hoja en blanco.
Traspasar la pantalla
“Lo rodamos en el Centro de Investigación Escénica de Sineu y lo estrenamos en Canadá, en el Festival FIFA de Montréal, pero aquí continuaba siendo inédito”, cuenta Mulet, “y con motivo de la invitación que recibimos para participar en el Crestatx Poético, pensamos que sería un buen momento para estrenarlo y, por qué no, organizar una exposición que permita traspasar no solo el papel en blanco, sino también la pantalla”. Así, en la exposición que se inaugura el viernes 7 de julio en las 20 h al museo Can Planes, no solo se puede ver de manera continuada el cortometraje, de 19 minutos de duración, sino también diferentes materiales que están relacionados, desde el mobiliario hasta fotografías y un original hecho por el mismo MAX durante el rodaje. La exposición estará en Sa Pobla durante el mes de julio y la intención es que se pueda ver en otras ciudades como Palma, Barcelona y Madrid durante el otoño de este año.
La historia del dibujo
CARBÓN nació en paralelo con proceso creativo que MAX hizo mientras preparaba Rey Carbón, obra publicada por Ediciones La Cúpula donde el dibujante hila la historia y la esencia del dibujo desde su más mínima y primitiva expresión. “Es todo muy poético”, afirma Mulet, “porque al final todo parte de la leyenda con que Plinio el viejo, cuenta la historia del dibujo y de la pintura: la amada que se tiene que despedir de su amado y, gracias a una vela encendida que proyecta la sombra del éste, puede repasar el contorno y retenerlo, ni que sea un poco, con el dibujo que queda a la pared”. Con este punto de partida y con los mínimos elementos, MAX y Cesc Mulet han construido no solo un cortometraje, sino todo un planteamiento artístico que gira alrededor del proceso creativo y del diálogo que se establece entre ellos dos a partir de este proceso. Una historia conceptual y referencial, que deja vía libre a la imaginación y a la vez la sacude, gracias a los elementos fundamentales: la hoja en blanco y la linea de carbón con que empieza toda historia.
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